La salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia. (Organización Mundial de la Salud, 2006).
En el verano de 2019 comenzábamos con esta definición, un artículo dirigido a aquellos chicos que se podrían ver envueltos en una agresión sexual, sólo o en grupo, o con idea de realizarla. El objetivo fue transmitirles unas ideas claras sobre un sexo sano, seguro y libre para que tuviesen la oportunidad de vivir un sexo positivo y respetuoso. Ahora, con motivo del mes de marzo, el de la mujer, nosotras tenemos el derecho de vivir unas relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coacción y amenaza, de discriminación y violencia. Aquí os dejamos algunas ideas para la reflexión:
1. Un acto sexual se caracteriza por respetarte a ti misma y a los demás. El respeto es un sentimiento positivo que tiene como base el reconocimiento y aprecio por esa persona y por ti misma. Y tú, ¿te quieres a ti misma? No dejes que te falten el respeto ni en tu vida sexual ni en otras parcelas de tu vida. Apréciate. Quiérete.
2. La vinculación y la intimidad de cualquier acción sexual son necesarias para conectar con la otra persona. La esfera de la intimidad es el espacio privado que una persona protege. En ese acto sexual, ¿te sientes segura, protegida o más bien te invaden? ¿Te sientes conectada con el otro?
3. Las mujeres, como cualquier ser humano, tenemos emociones, pensamientos, preocupaciones, deseos, ilusiones y proyectos. La mujer va más allá de ser objeto de placer sexual para el hombre. Al ceder en muchos límites que te puedan proponer en un acto sexual, por ejemplo, conductas agresivas. Puedes estar perdiendo muchos aspectos de tu persona como la dignidad, la autoestima o como vivir tus propias relaciones sexuales en un futuro. ¿Por qué vas a truncar tus sueños?
4. En una agresión sexual o un acto sexual forzado, suele ser la mujer la que sufre y sale perdiendo. ¡Se valiente, atrévete a decir no! La empatía es protagonista en el sexo y el otro tiene que aprender a ponerse en tu lugar.
5. Para alcanzar la salud sexual existe una condición: disfrutar del acto sexual. En una agresión sexual se funde la sexualidad con la violencia verbal y conductual. Recuerda, para ser “sexualmente sano” el sexo y la violencia no van de la mano. Reflexiona y piensa si has vivido alguna relación sexual con tintes agresivos. Tienes derecho a disfrutar, no a pasarlo mal.
6. Que respeten tu NO. Eres libre de no querer tener sexo si no quieres. Si no te atreves a decirle que no, ¿por qué crees que ocurre? ¿Miedo? ¿Soledad? ¿Por pertenecer al grupo? ¿Baja autoestima? ¿Para sentirte querida? Es normal que puedas actuar de esa forma motivada por esos sentimientos, pero reflexiona sobre las emociones que hay debajo. ¿Qué sentimientos alimentan esa actitud sumisa?
7. La sexualidad también tiene que tener coherencia con tus valores. Los valores definen los pensamientos, creencias de las personas en como desean vivir y compartir la vida con quienes le rodean. ¿Has reflexionado sobre cómo quieres vivir tu propia vida?
8. Una relación sexual sana incluye igualdad, equilibrio, armonía. En una agresión sexual hay dos roles: el agresor y la víctima. Sigamos la regla habitual: dos mejor que uno. ¿Por qué no eliges un sexo donde los dos os miréis de tú a tú, de igual a igual?Donde los dos seáis protagonistas.
9. En tu propia sexualidad también hay una parte de responsabilidad. Los actos tienen consecuencias y pueden llegar al ámbito legal. Si has vivido una situación de agresión sexual, no dudes en denunciar.
10. Casi el 90% del contenido pornográfico es agresivo, y en la inmensa mayoría el hombre es el que ejerce violencia sobre la mujer. Un estudio realizado por la Universidad de Arkansas analizó vídeos pornográficos agresivos, en el 95% la mujer simulaba una respuesta de placer sexual o su respuesta era neutra. Las actrices de la industria pornográfica, para poder grabar estas escenas, suelen estar alcoholizadas o drogadas. Una adolescente que vea pornografía se puede creer que vivir un sexo agresivo puede desarrollar esta creencia “es lo que me tiene que gustar”. ¡Falso!
Dale Una Vuelta te sugiere estas ideas y preguntas, porque el sexo no es un juego, aunque sea divertido, porque el porno no es la vida real, aunque lo parezca.
Si te quedas con dudas, o quieres otras razones, da un paso al frente y habla abiertamente con quien te pueda comprender: madre, padre o un buen amigo/a. Si no tienes a nadie de confianza, puedes escribirnos. Queremos que todas las personas alcancen la salud en su propia sexualidad. Que vivan un sexo libre de coacción, discriminación y violencia.